miércoles, 1 de agosto de 2012

Error 404

Ponme otra copa, Noche,
que el cielo no deja de mirarme
y me enzarzo con el cerco del recuerdo
y un nombre tiene hojas de sable.

Una balaustrada antigua
quiere silbar viento errante,
mas estás tan callada, Noche,
que se oye el silencio del aire.

Cólmame de calma,
que con brío zozobra mi nave,
en el vinoso ponto de mi alma
no habrá dios que me rescate.

Libra batalla el labio,
al labio que tiembla a tu imagen,
color de confusa arenisca,
puño que mueve mi sangre.

Sírveme la última, Nombre,
nombre que atenta mi carne,
florido cristal de madrugada,
corona de sol emigrante.

¿Cuándo cesarán mis pies plomizos
de creerse aletas caudales?

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